El sueño humano de construir una monumental historia oral de la vida ha existido como un intento de enjaular las palabras que vuelan y construyen el relato de nuestra existencia, pero más bien como un intento de hacer eternos los momentos vividos -y sufridos- y recuperar a sus protagonistas. Palabra en el tiempo, que nos enseñó Machado.
Con la memoria, el ser humano atrapa el tiempo, y con la palabra revive su paso. Hubo quien enloqueció por ello. Joseph Ferdinand Gould intentó a principios del siglo XX, como relata con maestría el periodista Joseph Mitchell, recopilar en un manuscrito los miles de diálogos, biografías y semblanzas que escuchaba en la isla de Manhattan. Basta imaginar lo titánico del empeño, algunos incluso pondrán en duda su utilidad; sin embargo, nadie puede negar nada más humano que hacernos a todos por igual protagonistas de la historia. Gould, el último bohemio, vagabundeó hasta su muerte. Y dejó un secreto.
La Diputación de Málaga no ha sido ajena a este colectivo sueño. Ha recuperado su proyecto la ‘Memoria de Málaga’ nacido como fondo documental de la memoria oral de nuestro tiempo, sobre todo de la Guerra Civil. No se podían perder los testimonios de quienes sufrieron en sus carnes una contienda fratricida. Tampoco podía quedar para las generaciones venideras el relato único del vencedor, pero sobre todo debíamos dar el protagonismo a la memoria frente al olvido, y mejor mediante aquellos que nunca tuvieron voz. Hoy esa memoria se agranda y ayudará a quienes estudien en el futuro el mundo que vivimos, con sus defectos y virtudes, porque será la historia de la vida cotidiana, aquella que comienza con esos días azules y ese sol de la infancia.
Francisco Javier Conejo Rueda
Presidente y Portavoz del Grupo Socialista
de la Diputación de Málaga